miércoles, 30 de marzo de 2016

EDUCAR

Educar es lo mismo
que poner motor a una barca..
hay que medir, pesar, equilibrar...
... y poner todo en marcha.

Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino...
un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio de paciencia 
concentrada. 

Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.

Soñar que ese navío 
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día 
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada. 

Gabriel Celaya



Del libro: 365 Propuestas para Educar de Óscar González




martes, 29 de marzo de 2016

Familia y escuela, escuela y familia. Guía para que padres y docentes nos entendamos.


Uno de los pilares básicos de nuestra educación es la relación de las familias y la escuela, fomentar una buena relación y comunicación enriquece el aprendizaje y el bienestar de nuestros alumnos. Los docentes tenemos que invitar a las familias a colaborar y participar en la educación de forma más activa, formar un equipo, apoyarnos, motivarnos y remar todos en la misma dirección. 

Óscar González nos ofrece una guía para mejorar estas relaciones, un libro lleno de herramientas y soluciones para reflexionar sobre esta alianza tan importante y necesaria en la educación actual. 





domingo, 27 de marzo de 2016

Entrevista a Óscar Casado Berrocal

Entrevistamos a Óscar Casado Berrocal, maestro de Primaria en el Colegio Público Pablo Iglesias, coordinador de la asignatura de Innovación Docente, en el Máster de formación del profesorado de la Universidad Isabel I y además también imparte la formación del Programa "Contratos-Programa para la mejora del éxito escolar" que desarrolla la Consejería de Educación del Principado de Asturias y en el que coordinan el trabajo de más de 20 centros de toda la comunidad. 


¿Si tuvieras que elegir un momento de tu vida profesional, con cuál te quedarías? La verdad es que la suerte de trabajar con niños es que son muchos los momentos y recuerdos inolvidables que te proporcionan. Pero precisamente por ello, también es muy complicado elegir solo uno. Por llevar la contraria me quedo con dos:

El primero es un compendio de momentos. Aquellos que se producen justo después de haber organizado alguna actividad de esas que hacen que se pongan muy nerviosos (el festival de navidad, un LipDub, un FlashMob, una obra de teatro de sombras, etc.). Ese momento en que  nos volvemos a reunir de nuevo en clase después de que todo ha pasado me encanta. Como siempre sale bien, todos están radiantes de felicidad. Ya sin nervios, comparten sus sensaciones y yo como profe disfruto el momento.

El segundo también es un conjunto de recuerdos en este caso vinculado con los niños y niñas a los que en su día di clase y que se siguen acordando como si fuera ayer de las cosas que hice con ellos. La sensación que me produce haberles dejado una huella tan positiva me llega al alma y me hace sentir muy importante (al mismo tiempo que me hace ser mucho más consciente de la gran responsabilidad que tenemos los maestros).


¿Qué es para ti la innovación educativa? Como este es un tema que daría para escribir un libro (y de hecho, ya se han escrito muchos), voy a intentar resumir mi respuesta en tres ideas:

a)   La innovación tiene que ser necesaria: está claro que la innovación se vincula con hacer las cosas de manera diferente. Sin embargo, no vale de nada si los cambios que se introducen no generan mejores resultados que lo que ya se hacía antes o solo sirven para quedarnos como estábamos. Está muy bien cambiar, pero con sentido y desde la responsabilidad. Así que no vale el innovar por innovar. Yo entiendo la innovación como un proceso que se desarrolla cuando queremos mejorar algo que no funciona (ya sea una actividad, un instrumento o todo un sistema educativo). Pero si ya funciona, no creo que sea necesario buscar un problema donde no lo hay. Es mejor seguir buscando y dedicar los esfuerzos a cosas realmente necesarias. Pura pragmática.

b) La innovación debe ser obligatoria: en nuestra profesión creo que tenemos que ser innovadores por obligación. Los niños y niñas tienen derecho a que el profe busque maneras de transmitir o generar conocimientos de manera atractiva y diferente. Y eso solo se consigue atreviéndose a probar cosas nuevas (en aquellos temas que haga falta, como decía antes).

c) La innovación tiene que partir de la copia: considero que para ser innovador, primero hay que copiar de los mejores. Nos han enseñado que copiar está mal, pero yo estoy convencido de que es la mejor manera de aprender. No se puede pretender ser creativo o innovador de la nada. Para empezar a generar ideas creativas, antes tenemos que haber habituado a nuestro cerebro a pensar de manera creativa: viendo cómo trabajan otras personas, leyendo experiencias innovadoras que ya se han puesto en práctica, etc.

¿Utilizas metodologías innovadoras en el aula? Claro, pero tengo que decir que en este caso no lo hago por obligación sino porque de lo contrario me aburriría muchísimo. Y aburrirse dando clase es un crimen porque es imposible que un profe que no disfruta con su trabajo haga disfrutar a sus alumnos.  

Así que siempre intento probar cosas nuevas. Cuando una metodología me funciona la incorporo a mi “mochila de profe” y la aplico de manera regular (adaptándome a cada caso particular, claro está): aprendizaje basado en proyectos, rutinas de pensamiento visual,  aprendizaje cooperativo, autorregulación, etc.

Además, cada año trato de embarcarme en un proyecto de gran envergadura. Me refiero a una gran unidad didáctica que sea diferente a ninguna otra que haya hecho previamente. Esto me permite mantenerme activo y no acomodarme en la rutina de mi zona de confort.

¿Qué te ha llevado a apostar por el cambio educativo? Lo cierto es que ha sido una mezcla de puro egoísmo y coherencia profesional; me explico: como decía anteriormente, las clases tradicionales me aburren solemnemente y nunca he querido que mi trabajo se convierta en una carga. Por tanto en primer lugar, lo que me impulsó a apostar por hacer las cosas de otra manera fue sencillamente las ganas de divertirme en clase.
Por otro lado, siempre tengo como guía fundamental la coherencia profesional. Y para ello recurro a mis recuerdos de infancia y me pregunto: ¿qué sentido tendría seguir haciendo lo mismo que hacían algunos de mis antiguos profesores conmigo si era aburrido y muchas veces no funcionaba?
A este cambio también contribuyó, como no podía ser de otra forma, la convicción de que realmente se pueden hacer las cosas de otra manera (más divertida, más motivante, más funcional) y se pueden obtener buenos resultados de aprendizaje.

Elige una palabra, tu centro: ¿favorecedor o limitador? He tenido la suerte (porque estoy convencido de que es una suerte) de pasar por muchos centros educativos y he visto de todo. He trabajado en institutos y colegios que no solo favorecen el cambio, sino que potencian la innovación y las ganas de trabajar dando libertad a los profesores que quieren hacer experiencias que se salen de lo habitual. Estos centros suelen estar dirigidos por personas que saben que estas experiencias son las que realmente generan recuerdos inolvidables en los alumnos.

Y al contrario, también he trabajado en otros centros en los que la innovación se entiende como algo que solo está en poder de algunos pocos y cuando intentas hacer algo fuera de lo habitual enseguida hay que dar explicaciones para justificar el porqué de la actividad. Mi experiencia me dice que esto no genera buen ambiente en los centros y solo conduce a potenciar la mediocridad y las envidias entre compañeros.


¿Qué mejorarías de nuestro sistema educativo? Bufff…. ¡Tantas cosas! En primer lugar considero que el sistema de acceso a la función pública debe estar mejor regulado, con un cuerpo de examinadores profesionales cuyas funciones estén delimitadas y utilicen un mismo criterio para evaluar al personal opositor. No podemos seguir más tiempo con un sistema que obliga a los propios funcionarios docentes a ejercer esta labor, cuando muchos de ellos no quieren hacerlo o directamente no están preparados.
Por otro lado me gustaría que las áreas y asignaturas estuvieran menos compartimentalizadas. Nos dicen que tenemos que trabajar por proyectos transversales, competenciales, integrales, etc. y al mismo tiempo nos estructuran unos horarios muy rígidos para cada área con un currículo cerrado. Nos acostumbran a ser individuales y es una pena.
También me encantaría mejorar la participación de las familias en los centros educativos. Pero más allá de los órganos de gobierno (como el Consejo Escolar, etc.) lo que me gustaría es que participaran directamente de la vida del centro, entrando en las clases a ayudar a los profesores y a los alumnos.  Creo sinceramente que en este punto tenemos más culpa los profes que las propias familias. Tenemos miedo a que vean cómo trabajamos y eso no es bueno. Ya existen muchas experiencias (como los Grupos interactivos de las Comunidades de Aprendizaje) que demuestran que es posible y que de hecho, se genera un mejor ambiente y un mayor aprendizaje en el centro. 

Si estuviera en tu mano cambiar algo en la educación actual, ¿qué cambiarías? Por supuesto haría que la ley educativa fuera fruto del consenso entre los partidos políticos porque esto aseguraría estabilidad. Y como consecuencia de ello, se generaría una mayor implicación del profesorado y una mejor planificación de actividades, proyectos, etc.
Además, esto permitiría probablemente estructurar mejor los presupuestos que se dedican al ámbito educativo asegurando una plantilla de profesores y maestros estable, no sujeta a vaivenes políticos sino a necesidades reales de cada centro.
Finalmente, modificaría en enfoque general basado en el aprendizaje memorístico de datos y potenciaría verdaderamente el trabajo de las competencias clave. Este elemento curricular apareció en 2006 con la LOE (hace ya diez años) y todavía no existe una propuesta oficial desde el Ministerio que nos diga cómo tenemos que programar y trabajar. Como consecuencia de ello, el enfoque sigue siendo completamente disfuncional: los aprendizajes que realizan en la escuela los alumnos no les sirven de nada en su vida cotidiana. Ah, pero eso sí, sacarán un 10 en la prueba final de Primaria o en la reválida de Secundaria… 

¿Has participado en algún proyecto que quieras destacar? Como decía antes, cada año intento implicarme en alguna experiencia diferente. Este año, por ejemplo, he trabajado con los niños y niñas de 5º de Primaria de mi centro el tema de la guerra de Siria y la crisis de los refugiados.
Para ello, nos hemos embarcado en un proyecto muy bonito que está formado por tres partes: en primer lugar, una fase de aprendizaje en la que los niños han ido buscando información, comparándola y contrastándola, haciendo resúmenes y mapas conceptuales, etc.
En segundo lugar, una fase de concienciación en la que decidieron compartir todo lo que habían aprendido con sus compañeros de otras clases para lo cual organizamos varias sesiones informativas en la que fueron exponiendo todo su trabajo.
Finalmente, una fase solidaria, gracias a la cual nos hemos unido al proyecto de Maestros con los niños de Siria a través del cual se recauda dinero mediante distintas campañas benéficas de la Cruz Roja. En este enlace hemos publicado una entrada en el blog que resumía la primera parte del proyecto.

¿Qué características debe tener un líder educativo? Nunca me gustó la definición de “líder” como alguien que actúa en solitario guiando a los demás. Yo creo que en la escuela el concepto de líder debe ser mucho más compartido.
Para mí un líder educativo es aquella persona que inspira a sus compañeros; que consigue hacer que sean mejores profesionales de lo que son. Unas veces porque les da consejo y otras porque les sirve como modelo a imitar. Y eso significa que cualquiera podemos ser líderes para otros si nos lo proponemos.
Por eso yo nunca asociaría el liderazgo con un situación de superioridad (derivada de un cargo o función especial en el centro). Tampoco creo que tenga que ver con la edad ni con la antigüedad en un centro. Es más una cuestión de actitud. Algunos lo llevan en la sangre y les sale sin querer. Otros tienen que esforzarse algo más, pero lo que está claro es que al final, los compañeros lo agradecen. ¡Hagamos que nuestras escuelas se llenen de líderes educativos!

Si tuvieras que crear un “club educativo” ¿a quién invitarías? Ya tengo la suerte de pertenecer a un “club educativo”, el Grupo Actitudes, en el que nos hemos encontrado un montón de profesionales de la docencia con las mismas ganas de aprender y probar cosas nuevas que tengo yo. Creo que esto es algo fundamental, porque los maestros tenemos que predicar con el ejemplo, y si decimos que los niños pueden aprender unos de otros, también deberíamos hacerlo los docentes.
Si tuviera que crear uno nuevo, sin lugar a dudas pondría como condición el sentido del humor y las ganas de disfrutar dando clase. Conozco muchos maestros que disfrutan y hacen disfrutar y esos sería con los que me interesaría trabajar.


LipDub en el IES Vega de Argos



Óscar Casado Berrocal