domingo, 12 de junio de 2016

ENTREVISTA (M+I) DAVID CASTRILLO

ENTREVISTA A DAVID CASTRILLO


Entrevistamos a David Castrillo, maestro en el  Colegio Público Alaitz. Barañain (Navarra)



¿Si tuvieras que elegir un momento de tu vida profesional, con cuál te quedarías?

Este es el 6º curso como profesor y  veo dos momentos que han marcado mi manera de ver la educación. Uno de ellos fue durante el curso 2013-14. Tras 3-4 años en esta profesión, me surgió una pregunta: ¿Por qué los niños cuando entran en Primaria muestran una gran curiosidad por aprender y al llegar a 6º curso esta motivación desaparece? Sentí que algo no funcionaba del todo bien y tuve la necesidad de investigar y seguir formándome. A raíz de este deseo realicé estudios en las ramas de neuropsicología e inteligencia emocional enfocados a la educación y la verdad es que me abrieron los ojos. Al comprender como se desarrolla y aprende el cerebro y la importancia que juegan las emociones en el aprendizaje, el enfoque que tenía sobre este cambió por completo.

Otro momento importante ha sido el proceso vivido este año 2015-16. El curso pasado tuve un gran debate interno sobre la utilidad de las tareas escolares y las metodologías que aplicábamos en clase. Tuve la noticia de que dentro de la asociación de Sortzen (asociación de las escuelas públicas vascas) se iba a formar un grupo de trabajo cuyo objetivo era debatir sobre la utilidad de las tareas escolares y las metodologías, digamos, más tradicionales. El haber participado en este grupo, me ha obligado a documentarme aún más y a generado una reflexión en mí mismo, gracias a la cual tengo más claro cual es la dirección que debemos seguir, que es precisamente, la de partir de las motivaciones de nuestros alumnos. se iba aformar un grue dentro de la asociaci el apren escolares y las metodolog-16. el Cpamento con mis alumnos. Al margen de e


     ¿Qué es para ti la innovación educativa?

La propia palabra sugiere que es hacer algo nuevo, que hasta ahora no se había hecho. Sin embargo, las prácticas educativas que creo que deberíamos propiciar, que son las de partir de las motivaciones y capacidades de los alumnos, no son nuevas, pues se llevan haciendo años en centros como Reggio Emilia (Italia), el Martinet (Cataluña) y muchos otros. Por lo tanto, más que innovación, lo que necesitamos, tal y como afirma el educador y conferencista Ken Robinson, es generar una revolución en la educación. Necesitamos cambiar el enfoque que tenemos de la propia educación, que hasta ahora venía siendo la transmisión y memorización de contenidos a través de la repetición, gustase o no, en forma de clase magistral. Hay un término nuevo, del cual se habla cada vez más, que es la “Neuroeducación”. La ciencia nos está enseñando, y cada vez con más claridad, cómo se desarrolla y aprende el cerebro. Volviendo a la pregunta, para mí innovar sería formarnos para conocer cómo aprende nuestro cerebro y así poder generar los mejores ambientes, en los cuales este (el cerebro) se desarrolle de la mejor manera posible.


     ¿Utilizas metodologías innovadoras en el aula? ¿Cuáles?

Hasta hace poco, he seguido la dinámica generales que se seguían en aquellos centros en los que he estado: seguir el libro. Este año, sin embargo, en ciertas asignaturas como las ciencias, decidí cambiar a raíz de que percibía en mis alumnos una gran desmotivación hacia este tema y era algo que no podía permitir. No podía dejar que niños de 2º de Primaria le cogieran ascos  a un tema tan apasionante como puede ser la ciencia y la naturaleza. Debido a esto, decidí aparcar el libro y preguntarles a ellos qué cosas les gustaría aprender que estuviera relacionado con el tema. Cada uno lo escribió en un papel y después, todas las respuestas las agrupamos en 3 grupos (previamente les dije que no podía atender a todas las demandas individuales, ya que así no podría ayudar a tod@s). El cambio fue radical. Pasaron de una semana a otra, de no querer realizar ciencias a querer hacerlas. Y lo más curioso es que los temas elegidos vienen en el propio currículum (animales, plantas, geografía, historia…) y en el propio libro de texto, que es una de las dudas que puede generar este tipo de planteamientos. Es cierto que no todos estaban realizando el mismo proyecto ni investigando los mismos temas a la vez, pero esto no ha sido un problema en absoluto. El aprendizaje ha sido mucho más lúdico, más activo, más cooperativo y más rico en contenido. Si hemos usado el libro de texto pero como una fuente de información más y no como algo a lo que ceñirse si o si. Y lo más curioso es que muchos temas, que vienen en el propio libro, no solo los han trabajado sino que los han ampliado.


     ¿Qué te ha llevado a apostar por el cambio educativo?

La falta de ganas por aprender que muestran los alumnos. La neurociencia nos está enseñado que en todo proceso de aprendizaje, es fundamental conseguir emocionar a nuestros alumnos, ya que cuando algo nos emociona, activamos una de las regiones más profundas de nuestro cerebro, que es el sistema límbico. Este juega un papel importantísimo, ya que al activar ciertas regiones de este como la amígdala, el núcleo accumbens o el área tegmental ventral, se genera un neurotransmisor llamado dopamina, el cual juega un papel crucial en la motivación, atención y memoria. Esto es así, porque el sistema límbico, conocido como el cerebro emocional, tiene conexiones con la parte prefrontal de nuestro cerebro. Esta parte situada detrás de nuestra frente, tiene la función de planificar, tomar decisiones, mantener la atención y motivación, memoria de trabajo y nos ayuda a regular nuestras emociones. Al activar estas áreas, lo que conseguimos es que haya mayor riego sanguíneo, proporcionando una mayor oxigenación y metabolismo, lo que significa que las conexiones neuronales que se generen sean mucho más poderosas, consiguiendo afianzar mejor lo aprendido.


     ¿Qué mejorarías de nuestro sistema educativo?

Muchas cosas. Por un lado la propia carrera universitaria; creo que es fundamental que los contenidos que se imparten en esta se actualicen y que recurran a la ciencia. Además, debería ser una carrera mucho más práctica y con asignaturas que no solo enseñen teoría o como hacer una programación, sino saber cómo ponerlas en práctica. En mi caso, la universidad se limitó a enseñarme cosas, pero no a decirme cómo enseñar a niños. Por otro lado, no se debería escatimar en recursos en un área como la educación y se debería invertir en formar bien y dotar de recursos a todos los maestros y escuelas. Y por supuesto, dejar de realizar reformas educativas cada vez que cambiamos de gobierno. Creo que nos están haciendo un grandísimo daño, pues las decisiones que están tomando, además de no consultarlas con los profesionales, muchas de ellas no tienen rigor científico. Y por último, mejoraría todo el aspecto metodológico (tareas escolares, impartición de los contenidos, evaluación…)


     Si estuviera en tu mano cambiar algo en la educación actual, ¿qué cambiarías?

En la pregunta anterior he respondido a algunas de estas cuestiones. Aunque centrándome más en el propio sistema educativo, si pudiese cambiar algo, sería el propio enfoque que tenemos de la educación. Tenemos una educación que mayoritariamente se realiza a través de clases magistrales: todos sentados, mirando a la pizarra; el profesor habla, los alumnos escuchan y al terminar el tema, realizamos un examen. Me resulta una metodología totalmente desmotivadora y más propia del siglo XIX, pues hacemos que nuestros alumnos trabajen de forma pasiva (cuanto mayores son, aún más), cuando deberíamos hacer todo lo contrario. El problema de esto es que tenemos un sistema en el que el libro de texto a cobrado demasiado protagonismo. Parece haber una obsesión por querer acabarlo, y teniendo en cuenta además, que la nueva reforma educativa amplía y adelanta contendidos, más las aulas abarrotadas de alumnos, recurrimos a este tipo de metodologías para poder llegar a dar todo el temario. Siento que los profesores estamos muy agobiados en querer darlo todo, por supuesto con la mejor intención, pues queremos que nuestros alumnos aprendan, pero estamos transmitiendo este agobio a nuestros alumnos recurriendo a técnicas como las tareas escolares. La neurociencia ya nos ha mostrado que más no es mejor.

Personalmente, y ya hay escuelas que lo están haciendo, creo que lo que debemos hacer es eliminar los horarios (decirles a los alumnos qué tienen que aprender y a qué hora es absurdo, por lo menos, si lo que queremos conseguir es motivarles), abrir las clases, organizar la escuela con diferentes ambientes de aprendizaje y dejar que sean los propios alumnos que decidan que es lo que realmente quieren aprender. En otras palabras, dejarles que aprendan a través del juego y la curiosidad innata que ya poseen. El juego, en palabras del neurocientífico Francisco Mora, “ es la conducta que desarrolla el niño para aprender con el estímulode la curiosidad. El juego es un invento poderosode la naturaleza y es la herramienta más valiosadel aprendizaje [...] Todo niño experimenta una necesidad, la de aprender, que le empuja al juegoy que sólo sacia con el juego, puesto que éste es placentero. El juego, pues, es el mecanismo mediante el cual el niño, aprendiendo, cambia su propio cerebro y con ello enfila su camino hacia la pubertad y adolescencia”.
Queremos que cuando nuestros niños se hagan adultos, sean críticos y capaces de decidir por sí mismos, sin embargo no les dejamos decidir que es lo que quieren aprender hasta que llegan a la universidad. Esto no tienen sentido alguno.


     ¿Has participado en algún proyecto que quieras destacar?

Sí. En septiembre de 2015, dentro de Sortzen (asociación de escuelas públicas vascas) creamos un grupo de trabajo formado por padres, profesores de Primaria e Infantil, pedagogos, psicólogos y neuropsicólogos con la intención de reflexionar sobre las metodologías que seguimos en la mayoría de escuelas públicas, principalmente de Navarra. Este año hemos elaborado un informe sobre la necesidad de las tareas escolares, a través del cual queremos generar debate y reflexión en los centros educativos y familias. Este informe lo hemos presentado en la asociación de directores del modelo D (en euskara), hemos hablado con el Consejero Escolar de Navarra y estamos pendientes de presentarlo también al Departamento de Educación. Aunque nuestro objetivo no es quedarnos solo con el debate sobre las tareas escolares (creemos que esto es solamente la punta del iceberg), sino ir más allá, y nuestra intención es elaborar otro informe sobre los tipos de metodología que estamos usando y cuales creemos que se deberían utilizar. Es un proyecto ambicioso, pero estamos ilusionados y contamos con experiencias de otras escuelas y el respaldo de la neurociencia. Esta nos está enseñando cada vez con más claridad el camino que debemos seguir. Obviarlo, sería de  una gran irresponsabilidad.


     ¿Qué características debe tener un líder educativo?

Pasión, humildad, autocrítica y capacidad de cambio. Pasión para querer estar mejorándose y formándose constantemente. Me parece algo fundamental. La educación la asemejo mucho con la medicina: un médico siempre tiene que estar aprendiendo, para poder estar informado sobre los últimos avances; un maestro debería intentar hacer lo mismo. Humildad y autocrítica para admitir sus errores y seguir avanzando; no debemos avergonzarnos de nuestros errores, sino aprender de ellos. ¿No es esto mismo lo que debemos enseñar también a nuestros alumnos? Y como no capacidad de cambiar. El cambio cuesta, sobre todo cuando llevamos muchos años haciendo lo mismo y de la misma manera, pero es necesario si queremos seguir avanzando. La sociedad cambia y está cambiando a un ritmo, en mi opinión, frenético y la educación tiene que ser capaz de anticiparse a esto, algo que está costando.


     Si tuvieras que crear un “club educativo” ¿a quién invitarías?


A todo aquel que esté dispuesto a buscar las mejores formas de educar en todos los aspectos, tanto cognitivos, intelectuales y emocionales. A quien se esfuerza día a día para que estas mejoras se produzcan y a quien valore la educación basada en el rigor científico, tanto de las ramas pedagógicas como neuropsicológicas.


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David Castrillo 


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