¿Si
tuvieras que elegir un momento de tu vida profesional, con cuál te quedarías?
Con el actual. Es un momento de crecimiento,
de formación continua, de muchos proyectos, de puesta en práctica del cambio y
la innovación educativos, de mirada hacia adelante con un vasto horizonte en
perspectiva. Un momento de primavera en educación.
¿Qué es
para ti la innovación educativa?
Un imperativo y una gran oportunidad.
La mirada al mundo de mañana y a mis alumnos de hoy me llevan a la exigencia de ofrecerles las herramientas
necesarias para que lo que aprendan hoy lo puedan utilizar mañana. Si educamos
para la vida y nuestro mundo ha cambiado y sigue cambiando, la educación no
puede quedarse atrás, debe innovar.
¿Utilizas metodologías
innovadoras en el aula? ¿Cuáles?
Por supuesto. Haber optado por la
innovación me ha llevado a diferentes cambios. Haber transformado el currículo
me ha hecho adoptar metodologías
diferentes mucho más activas. El aprendizaje cooperativo, el aprendizaje
basado en problemas, el trabajo interdisciplinar por proyectos, el pensamiento
crítico y creativo, las rutinas de pensamiento que, asimiladas, van formando la
cultura de pensamiento, el aprendizaje y servicio o el Design Thinking, y el
uso del portfolio como lugar de visibilización del aprendizaje y el crecimiento
personal de cada alumno.
¿Qué te ha
llevado a apostar por el cambio educativo?
La realidad diaria del aula y, una
vez iniciado el cambio, los buenos resultados obtenidos.
Elige una
palabra, tu centro:
¿favorecedor o limitador?
Favorecedor, por supuesto. Es un
Centro que acompaña, facilita, ayuda, ofrece oportunidades, acre posibilidades.
Un espacio de encuentro y de diálogo inteligente.
¿Qué
mejorarías de nuestro sistema educativo?
Pienso que habría que comenzar por
independizarlo de la política. Habría que ir a un buen pacto educativo. Dedicar
más recursos a la formación del profesorado, introducir cambios en el currículo
de las facultades de educación para que hubiera más práctica que teoría. El profesorado
es clave.
Si
estuviera en tu mano cambiar algo en la educación actual,
¿qué cambiarías?
Mayor atención a los recursos
humanos. Un currículo más abierto. Mayor autonomía a los Centros y propondría a
todos que llevaran a cabo las cuatro grandes transformaciones que llevan a la
innovación y al cambio: transformación del currículo, de las metodologías, de
la evaluación; del rol del profesor y del
alumno; de la organización y de los espacios físicos y digitales.
¿Has participado
en algún proyecto que quieras destacar?
La oportunidad de crear un programa
de formación docente para el cambio y la innovación y llevarlo a cabo con
cientos de docentes, siendo testigo del despertar ilusiones, esperanzas y de la
puesta en acción con éxito de tantas cosas que se realizan en el Col·legi
Montserrat en muchos otros contextos culturales, sociales.
¿Qué
características debe tener un líder educativo?
Hago mías las que están
magníficamente descritas en el último libro de M. Montserrat Del Pozo “Aprender
hoy, liderar mañana”: “Una buena inteligencia emocional, capacidad de
comunicación, visión clara que responda a las necesidades del grupo,
interculturalidad, pensamiento flexible y el convencimiento de que en el siglo
XXI el liderazgo ha de ser compartido.”
Si tuvieras
que crear un “club educativo”
¿a quién invitarías?
Por supuesto y en primer lugar a M.
Montserrat Del Pozo, pionera en la innovación educativa. Y me encantaría
invitar a tantos profesores que han hecho los cursos de “profesores por el
cambio y la innovación” y que lo están llevando a la práctica en sus aulas con
una entrega, dedicación y entusiasmo verdaderamente encomiables. Ellos son los
motores del cambio y la mejor esperanza para la educación. Tendrían cabida en
él y serían muy bienvenidos todos los que aman la educación, aman a sus alumnos
y disfrutan con su trabajo.
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