1.
INTRODUCCION
/ JUSTIFICACION.
En las ultimas décadas han llegado nuevas prácticas
educativas. Unas totalmente rompedoras con la escuela tradicional, otras, en
parte un tanto continuistas, pero si las analizamos y nos fijamos en ellas
podemos comprobar como todas ellas tienen como denominador común dos aspectos
realmente interesantes:
● El alumno
como protagonista en todo proceso de enseñanza y aprendizaje.
● El avance de la Neurociencia, Psicología y
Pedagogía en el ámbito educativo
dando como resultado el espectro de la Neuroeducación.
Ésta, sin duda, nos está permitiendo responder a interrogantes importantes en
torno a cómo aprenden los alumnos,
o a combatir el hecho de que el cerebro fuera un gran olvidado dentro de los
procesos de enseñanza aprendizaje.
En el presente artículo nos vamos a centrar en la
segunda de ellas, y más concretamente en
el beneficioso efecto neurológico
que causan algunos Programas de Estimulación Temprana, como es el caso del
Programa de Desarrollo Básico, (PDB a partir de ahora) en el sistema nervioso
de los niños en sus primeras edades (0 a 6 años). Y es que a nivel de
Neurológico, un niño a los tres años ya ha desarrollado y organizado muchas
cosas, pero hemos de incidir sobre ellas para potenciar las conexiones
neurológicas.
2. MARCO
TEORICO/FUNDAMENTACION
A partir de algunas de las conclusiones obtenidas por
el equipo de investigación del Instituto
para la Consecución del Potencial Humano de Filadelfia, como que el proceso
de crecimiento y desarrollo del cerebro puede detenerse o acelerarse, podemos afirmar
que la inteligencia de un niño depende en gran medida del número de estímulos visuales, auditivos, táctiles
que le ofrezcamos. Sólo dependerá de la frecuencia,
intensidad y duración y de que se reconozca en todo momento el modo
ordenado en que crece el cerebro.
En Doman 1997, podemos encontrar respuestas más
profundas y argumentadas en torno a cuál es la función neurológica del cerebro
así como un ejemplo muy cuidadoso de cómo llevar a la práctica un programa de
excelencia motriz. Éste fue diseñado para influir profundamente en los procesos
de crecimiento del cerebro, y la organización neurológica de los niños y sus grandes resultados han provocado que
hoy en día se este extendiendo a las prácticas diarias de aula y escuelas de
padres.
Del mismo modo, si revisamos algunos referentes
influyentes en torno a esta temática
como Doman, Douglas y Hagy Bruce 1997, Estalayo y Vega 2010 o Candel 1999,
podemos afirmar que el cerebro humano tiene mas de 10.000 millones de neuronas
en funcionamiento, que usamos un porcentaje muy bajo de nuestra inteligencia,
que nuestro cerebro crece con su uso, y que si mejoramos una función se mejoran
otras en igual medida o lo que muchos de ellos denominan “un proceso en
cascada“.
A partir de esto y haber podido comprobar
como una correcta organización cerebral
en las primeras edades, puede influir de manera muy positiva en los procesos de
aprendizaje base, que se dan en los primeros años de la escolaridad, y por ende
que esa buena organización cerebral, motivada por los programas de estimulación,
ayuda prevenir futuras dificultades de aprendizaje,
parece interesante y oportuno
que la metodología de intervención se base en aprovechar al máximo las
posibilidades del individuo, siendo fundamental el momento
temprano en que se comienza, ya que más adelante no
se conseguirán muchas de estas metas.
Hemos de ser conscientes que la naturaleza nos ha
dotado de una estructura hemisférica doble para casi todo, pero eso hay que
organizarlo. Para cualquiera de las acciones, funcionan dos hemisferios
cerebrales y en muchas ocasiones de manera conjunta, de ahí que tengamos que
hacerlo para todo, pues sino, no seriamos capaces ni de juntar dos manos.
Del mismo modo para otras acciones complejas
como la lectura, necesitamos que los dos hemisferios trabajen juntos. Y es aquí
donde la estimulación temprana y el Programa de Desarrollo Básico entra en
juego.
Este programa nos propone circuitos de movimientos en patrón homolateral,
patrón cruzado, técnicas de relajación de extremidades, ejercicios de arrastre,
gateo, braqueación y de marcha. El objetivo del PDB es conseguir una
correcta organización neurológica, pues un problema funcional deriva en un
problema educativo. "El 95%
de niños que no gatean tienen problemas de lectoescritura” M.T. Aldret.
Podría decirse, que en cada una de las siete etapas de desarrollo del cerebro y en cada una de las seis funciones humanas que lo componen,
( Visión, Audición, Táctil, Manual, Lenguaje y Movilidad) se da una estrecha
relación de dependencia e interconexión que no permite elevar una de ellas sin
mejorar las otras.
De esta manera, y a modo de ejemplo, podemos afirmar que la convergencia
visual necesaria para la lectura, la escritura
y otras funciones visuales se adquiere con un buen PDB. Nos permite
ayudar al Sistema Nervioso a madurar correctamente, a formar y consolidar
circuitos neuronales.
3. DESCRIPCION DEL PORGRAMA Y
PUESTA EN PRACTICA.
Como anteriormente se mencionaba son muchas las escuelas o los centros en
los que se están llevando a cabo programas de estimulación temprana. La mayoría
de ellos, al no contar con escuela de padres o programas de 0 a 3 años
comienzan a introducirlos a los 3 años y finalizan a los 6.
Un ejemplo lo podemos encontrar en el Colegio
Bienaventurada Virgen María , Las Irlandesas Madrid (@bvmMadrid). Este centro ha tomado como referencia
el Programa de Doman, manteniendo su estructura lógica en torno a “intensidad, frecuencia y duración“ pero
han añadido algunos matices que resultan interesantes de mencionar por la
personalización de la versión que ellos desarrollan.
Para el desarrollo de este programa, se sirven por un lado de actividades vestibulares, por otro
lado del trio constituido por arrastre, gateo, braqueación y, en
tercer lugar, de una variedad de desplazamientos u otro tipo de habilidades básicas
derivadas que nos permitan contribuir a una buena estimulación
utilizando el cuerpo y el movimiento como ejes principales de toda
acción motriz.
Resulta necesario destacar que las actividades vestibulares son las
responsables del sentido del equilibrio y de la posición del cuerpo en el
espacio, de ahí la necesidad de incorporar una variada gama de éstas para
potenciarlo de manera globalizada.
Así mismo, en cuanto al gateo y el arrastre, nos
aseguran estimular el desarrollo ocular. Como se señalaba anteriormente, la
convergencia visual que se pone en juego cuando éstas se practican, nos permiten grandes avances en
los procesos de lecto-escritura entre otros. Del mismo modo, la fase táctil que
se desarrolla por el contacto existente entre las palmas de las manos y el
suelo, mejora la tactilidad necesaria para la escritura, grafomotriciadad y
otras.
Por último, la braqueación, que responde a la competencia manual. El propósito de esta función es la preparación
para una habilidad superior. Que el niño comience a escribir utilizando la mano
de su lateralidad para sujetar el lápiz. Glenn Doman señala, que para la
escritura existen varios requerimientos vitales por parte del cerebro:
●
Controlar la punta del lapicero. Ello requiere
una oposición cortical excelente.
● Habiendo desarrollado su habilidad manual y
habiendo logrado el braqueo independiente, el niño tendrá el control suficiente
para poder escribir.
●
Ser capaz de ver lo que la punta del lápiz
traza. Ello requiere una convergencia excelente de la visión que nos da la fase
visual que se desarrolla cuando el niño está en el suelo gateando. Si el niño
ha tenido la oportunidad de gateo y arrastre, podrá tener la capacidad de
percibir el detalle fino de su lapicero moviéndose en el papel.
Como puede verse, el Gateo, el arrastre y la
braqueación son un tridente que da gran sentido al programa, por lo que
se ha de incorporar como rutina y se debe de llevar a cabo todos los días, pudiendo añadir también la pata coja y otro
tipo de movimientos como “croquetas y
canelones“ que refuerzan la alternancia y el patrón cruzado. En definitiva,
estimular esa “zona callosa“ llamada cortex, que es la que permite la conexión interhemisférica. En otras palabras posibilitar que el lado
derecho del cerebro sepa lo que quiere hacer el izquierdo y viceversa.
Por último, señalar que las actividades vestibulares y
otras habilidades motrices básicas
derivadas conforman el
espectro de psicomotricidad.
En el programa que este centro innovador
ha desarrollado para llevar a cabo la Psicomotricidad, han optado por
incorporar el Juego Simbólico y Juego Motor desde la óptica de García Monje
2007, los Espacios de Acción Aventura según Mendiara 2001 y los
Ambientes de Aprendizaje por Blández 2005, y todas las propuestas bajo
la
Lógica del T.P.C (Tratamiento Pedagógico de lo corporal según Marcelino
Vaca, 1995).
Todas éstas, son propuestas metodológicas basadas en autores que parten
de planteamientos activos bajo paradigmas de racionalidad práctica; abiertos,
participativos, experimentales y vivenciales. Son atractivos, motivantes y
buscan el desarrollo del alumno no sólo en términos de competencia motriz, sino
que se ponen en juego capacidades
cognitivas, de relaciones interpersonales, afectivas y de inserción social.
A partir de aquí se generan espacios de acción motriz abiertos,
donde es el propio espacio y el material, los que actúan como inductores del
desarrollo y del aprendizaje del propio alumno al producirse la interacción con
el material, el espacio y con sus compañeros. Suelen girar en torno a retos
colectivos donde entra en juego el aprendizaje cooperativo y la toma de
decisiones, o por otro lado, espacios de exploración libre e individual,
pero que están montados para que de forma indirecta se den relaciones
interpersonales y de ayuda entre ellos.
Por último, señalar que la intención de este tipo de espacios no
es otra que transferir el trabajo del
PDB a situaciones reales donde el alumno pueda poner de manifiesto su
cuerpo en movimiento, afianzar su auto-concepto y llegar a tener una autoestima
fuerte que le permita enfrentarse a situaciones próximas con la seguridad y
fortaleza de que puede superarlas con garantías de éxito.
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